Risa Kerslake is a registered nurse and freelance writer who lives in the Midwest, specializing in health, parenting and education topics. Her work has appeared in Women's World, Healthline, Parents, Discover, Sleep Foundation and Giddy, among others.
She's a professional member of both the American Society of Journalists and Authors and the Association of Health Care Journalists. In addition to writing and helping people advocate for their own health, she's enthusiastic about crocheting and reading under the covers. You can find her at risakerslake.com.
Si alguna vez has tenido esa sensación arenosa e irritante en tus ojos cuando están secos, sabes cuán molestó puede ser eso.
Cualquiera puede tener ojos secos, pero más de
16 millones de personas en Estados Unidos han recibido diagnósticos de ojo seco, una condición médica crónica que puede variar de una molestia leve a afectaciones negativas de tu calidad de vida y más si no se diagnostica ni trata.
Las personas que tienen el síndrome de ojo seco pueden
experimentar una variedad de síntomas que incluyen dolor ocular, incomodidad, ojos llorosos, sensibilidad a la luz, visión borrosa y más.
Desafortunadamente, si no se trata, el síndrome de ojo seco puede empeorar con el tiempo y causar posiblemente síntomas discapacitantes que pueden afectar tu vida cotidiana.
Obtén más información acerca de las causas del síndrome de ojo seco y las opciones de tratamiento que están disponibles.
¿Qué les pasa a tus ojos cuando tienes el síndrome de ojo seco?
Cuando funcionan correctamente, las glándulas cerca de tu ojo producen lágrimas. Esas lágrimas se dispersan sobre tu ojo y actúan como una capa y barrera protectora y humectante, que despeja cualquier partícula que pudiese causar infección o irritación y que evita que tus lágrimas se evaporen. Se conoce como película lacrimal y está compuesta de tres capas: una capa mucosa interna, una capa acuosa media y una capa aceitosa externa. Estas lágrimas también contienen más de 2,000 proteínas y nutrientes, lo cual es útil para que tu ojo se regenere continuamente de cosas tales como lesiones, infecciones e inflamaciones.
Si una o más de estas capas de la película lacrimal no funciona correctamente, esto puede causar el síndrome de ojo seco.
Hay dos tipos de síndrome de ojo seco: evaporador y de deficiencia de acuosidad. El síndrome de ojo seco evaporador significa que las lágrimas no permanecen en la superficie del ojo suficiente tiempo y se secan rápidamente. En el síndrome de ojo seco por déficit acuoso, tu cuerpo no está generando suficientes lágrimas para mantener a tus ojos húmedos. Muchas personas tendrán una combinación de estos dos tipos.
¿Quién tiene riesgo de tener el síndrome de ojo seco?
El síndrome de ojo seco es más común también en personas que tienen más de 50 años, aunque recientemente, el ojo seco se ha vuelto más común en poblaciones más jóvenes. Las personas que tuvieron asignación femenina cuando nacieron (AFAB, por sus siglas en inglés) también son más propensas que los hombres a tener la condición. Y la menopausia incrementa tu riesgo debido a los cambios hormonales.
¿Sabías lo siguiente?
La raza y la etnia también podrían jugar papeles importantes en el diagnóstico y tratamiento del síndrome de ojo seco. Investigaciones demuestran que el síndrome de ojo seco es más común en personas con ascendencia asiática. Y en un estudio, las personas de raza negra, asiática e hispana que experimentaron señales más graves del síndrome de ojo seco, tenían menos acceso a atención médica y menos posibilidades de recibir tratamiento en comparación con personas de raza blanca.
Factores medioambientales tales como la exposición a contaminantes, a vapores químicos y a humo de cigarrillo pueden causar un mayor riesgo de tener el síndrome de ojo seco, especialmente para personas que trabajan al aire libre. En un estudio, los participantes que trabajaban al aire libre estaban en los grupos que tenían los índices más altos del síndrome de ojo seco. También se detectó el síndrome de ojo seco en 6 de cada 10 participantes que fumaban tabaco.
Otros factores de riesgo para el síndrome de ojo seco incluyen:
Usar lentes de contacto
Medicamentos tales como diuréticos (medicamentos que facilitan la expulsión de agua), medicinas para la gripe y para alergias y algunos antidepresivos
Ciertas condiciones médicas tales como la artritis reumatoide, la diabetes, lupus y el síndrome de Sjögren
Haber tenido una LASIK o cirugía ocular para cataratas
Quedarse viendo o enfocarse en algo durante períodos largos de tiempo sin parpadear
Uso excesivo de dispositivos con pantallas
Vivir en climas secos y ventosos
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de ojo seco?
Si tienes el síndrome de ojo seco, podrías notar una amplia variedad de síntomas que podrían incluir:
Sentir como que tienes algo en tu ojo
Una sensación arenosa o parecida a la de un rasguño
Enrojecimiento, picor o ardor
Sensibilidad a la luz
Cambios de la visión
Visión borrosa (especialmente cuando lees)
Dolor ocular en general o cuando usas lentes de contacto
Ojos llorosos
Filamentos mucoides en el ojo o cerca de él
Fatiga
¿Qué tratamientos existen para el ojo seco?
Durante años, la terapia más común para el síndrome de ojo seco han sido las lágrimas artificiales, que se diseñaron para proteger y lubricar el ojo y para aliviar los síntomas. Aunque las lágrimas artificiales pueden ser algo útiles para algunas personas, otros tipos de tratamiento también están disponibles ahora. Estos incluyen opciones con y sin prescripción que pueden tratar ojos secos en una variedad de formas tales como humectando los ojos, incrementando la producción de lágrimas o reduciendo la inflamación.
Todavía se están haciendo investigaciones en lo que se refiere a suplementos y vitaminas para el síndrome de ojo seco. Pero ciertas vitaminas y suplementos podrían ser útiles para aliviar los síntomas del ojo seco. Comer alimentos ricos en omega 3 tales como sardinas, salmón y atún podrían ayudar a las glándulas a producir más lágrimas. Un estudio demostró que tomar suplementos de vitamina D puede mejorar la salud ocular y podría incrementar la eficacia de algunas gotas oculares. Y otro estudio demostró que tomar vitamina A podría ser útil para mejorar la película lacrimal y lubricar tus ojos.
Los síntomas del síndrome de ojo seco pueden ser diferentes para todos y pueden cambiar para cada persona. Esto puede hacer que sea difícil obtener un diagnóstico sin consultar a un especialista ocular tal como un oftalmólogo o un optometrista quien puede usar herramientas avanzadas para examinar tus ojos de cerca. La inconsistencia de los síntomas, la falta de estándares claros para el diagnóstico y el hecho de que no haya un tratamiento universal pueden hacer que el síndrome de ojo seco sea difícil de tratar.
Si tienes síntomas leves, el síndrome de ojo seco puede ser una molestia. Pero si tienes un caso más moderado o grave, esto puede dificultar tu vida y podría afectar tu bienestar cotidiano, financiero y mental.
Lo que funciona para una persona con el síndrome de ojo seco podría no funcionar para otra. Habla con un profesional de atención ocular acerca de tus síntomas y sigue tratando de obtener ayuda si el tratamiento no funciona.